Casa Convalescència, una de las últimas obras del Modernismo catalán, forma parte del recinto histórico del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, proyectado a finales del siglo XIX para paliar la carencia hospitalaria de Barcelona.
El crecimiento de la ciudad y los avances en medicina habían vuelto obsoleto el antiguo hospital de la Santa Creu, del año 1401, situado en el Casc Antic.
Su construcción fue dirigida por Pere Domènech i Roura, que colaboró con su padre, Lluís Domènech i Montaner, y le sustituyó en la dirección de las obras a su muerte, en 1923.
En 1930, y coincidiendo con la visita del rey Alfonso XIII para inaugurar el Hospital de la Santa Creu i San Pau, Casa Convalescència abrió sus puertas.
La Casa gozaba de una vida autónoma del Hospital, con economía, cocina y farmacia propias. El edificio, que podía acoger hasta 100 pacientes convalecientes, destaca por sus soláriums acristalados y por los muros recubiertos de mosaicos de cerámica policromada con motivos históricos y elementos vegetales.
La antigua capilla con 27m de altura y que dividía el edificio en dos alas, una para hombres y una para mujeres, es actualmente el Aula Magna, la sala de actos más emblemática del edificio y con capacidad hasta 200 personas.
El conjunto del recinto modernista histórico de Sant Pau, en el que se integra Casa Convalescència, fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 1997.
Casa Convalescència es un edificio singular, cosmopolita y acogedor, que combina patrimonio cultural, los servicios y el equipamiento necesario para la celebración de congresos y eventos.